Barcelona consume 17.000 GWh de media al año, de los cuales el 44% es usada como energía eléctrica, un 30% proviene de gas natural y tan solo el 0,55% (en el año 2008) provenía de energías renovables, prácticamente un dato anecdótico.

El proyecto se dedica  energía solar térmica, y pretende conseguir la autosuficiencia energética a nivel de microrredes. Esta autosuficiencia se conseguiría aumentando la energía solar térmica renovable producida a partir de recursos locales y disminuyendo por tanto el consumo de energía de la red general.

Si se cubren demandas de agua caliente en torno al 40% con energía solar térmica, esto puede conllevar un ahorro para un edificio público, de entre 10.000 y 20.000 € al año en la factura del gas.
Si esta visión se lleva a una escala mayor, cubriendo el 30% de la energía consumida (que serían 5.000 GWh al año, en última instancia el ahorro en gas se levaría a 98M €. Reinvirtiendo este dinero podría duplicarse en solo un año la superficie de paneles solares de la ciudad.

Los temas a tratar se agruparon en soluciones técnicas, integración arquitectónica, mecanismos de financiación y modelos de cooperación. Cada uno de estos apartados se dividía a su vez en las diferentes barreras que se interponen para su realización y en las oportunidades que se pueden dar para llevarlos a cabo. 

Un ejemplo más particular es el caso de los edificios públicos que se ven obligados a instalar un panel solar. Muchos se preocupan solo por cumplir la ordenanza municipal, sin importarles el instalar el sistema de la manera más eficiente posible, desaprovechándose así una gran inversión. Otras veces, en cambio, es el canon arquitectónico de la ciudad el que acota la instalación e impide que esta se ubique de la manera más eficiente posible.