A principios del presente sigo, Mijail Gobachev (Presidente de Green Cross Internacional) apelaba a la necesidad de un cambio real de conciencia social para entender que las políticas económicas deben estar imbricadas con las ambientales. Ya tenemos muchos ejemplos en que se observa que la calidad ambiental es un indicador del modelo productivo, si éste no es equilibrado, aquélla dará la alerta (el Cambio Climático es el más evidente caso).

Han pasado 40 años desde la primera Cumbre de la Tierra en 1972 en Estocolmo y 20 desde la de Río de Janeiro. Entonces existían tres desafíos muy vinculados entre sí: Pobreza, Medio Ambiente y Desarrollo; en definitiva, lo que en Green Cross planteamos como una seña común: la Seguridad Global, integral y compartida del ser humano. Una Seguridad Global que tiene que ir de la mano de la Solidaridad política, políticas Cooperativas, que alejadas de las prácticas caritativas, deben impregnar el sentido de desarrollo global. La Sostenibilidad es la herramienta para poder alcanzar los retos a los que nos enfrentamos y enfrentaremos. Si antes apelábamos a la lucha contra la pobreza, al medio ambiente y al desarrollo; hoy hay que clamar por la Seguridad, la Sostenibilidad y la Solidaridad como instrumentos clave en el nuevo paradigma sociopolítico a construir.

Pero, ¿estamos en ese camino realmente? ¿hasta qué punto hemos logrado realmente los objetivos previstos? ¿vamos en la línea correcta?. O en otro aspecto, ¿existe realmente una conciencia socioambiental en las instituciones públicas y en las corporaciones privadas suficiente para resolver estos problemas? ¿es consciente la ciudadanía de los retos a los que nos estamos enfrentando? ¿conoce la sociedad civil sus derechos a un medio ambiente limpio y seguro?

La terca realidad nos indica que los riesgos ambientales persisten y en algún caso son más acuciantes. Las Cumbres, los Convenios, los Protocolos no han conseguido variar el modelo socioeconómico para hacerlo sostenible y tampoco se ha conseguido una vinculación necesaria de la ciudadanía para la articulación de respuestas cuando la Política se ha mostrado cicatera. Es más, la crisis social y económica en la que se haya especialmente inmerso nuestro país, hace ver que las prioridades ambientales no se ubican en primera línea de las agendas políticas ligando el supuesto modelo de la sostenibilidad tan solo a las épocas de bonanza económica y no como solución alternativa al modelo en crisis. Se relega, de nuevo, al medio ambiente quedando pues como un factor adicional y no central en las políticas de desarrollo olvidando los límites que la sostenibilidad enmarca en el crecimiento. Estas políticas de desarrollo han mostrado ser ineficientes en términos de sostenibilidad y han carecido de mecanismos regulatorios de control, todo ello en un mundo globalizado donde los sistemas financieros han condicionado a las instituciones públicas y privadas.

¿Es una solución la nueva economía verde? ¿Qué alcance se le debe dar a esta nueva economía? ¿Se precisan unas nuevas orientaciones al uso del recurso suelo? ¿Dónde debemos considerar los límites del decrecimiento? Estas preguntas deben conllevar un camino para las repuestas pues, como Gorbachev dice: “la Tierra no puede esperar”. Para orientar respuestas se configuró esta Mesa Redonda, estructurada en dos ámbitos claros que realizaron una autocrítica en el diagnóstico de una historia ya de 30 años de políticas ambientales en España.