El Ayuntamiento de Tomelloso al crear un nuevo espacio verde, encuadrado en una zona de expansión urbanística, delimitada por la calles de Plinio, Don Lotario y Cabo Maleza, personajes de las novelas del insigne escritor de Tomelloso, Francisco García Pavón, decidió crear en el mismo una ruta literaria, a modo de senda botánica a lo largo de todo el parque, en la que figuran 13 atriles en los que se reproducen las portadas de las 13 novelas del escritor García Pavón que tienen como protagonistas a Plinio y a su inseparable ayudante, Don Lotario, con una breve sinopsis de cada una de ellas, como muestra de la fusión de la Cultura con el Medio Ambiente.
Este parque, denominado "Jardines de las Historias de Plinio" cumple con todos los parámetros de la llamada jardinería sostenible con un bajo coste de mantenimiento.
En estos jardines, sobre una superficie de 3.655m2, con una orografía totalmente plana, se elevaron las cotas en algunos puntos, en los más altos 2,5 metros y en otros se rebajaron. La idea era crear distintas alturas que produjeran un electo similar al de una zona de monte, para que, si se quería ver en su totalidad, no bastara con asomarse a una de sus cuatro entradas sino que fuera necesario que el visitante tuviera que recorrer el sinuoso camino perimetral para poder conocer todos los rincones del jardin. A lo largo de este recorrido es donde se han situado los atriles con las portadas y breve descripción de la trama de las novelas de Plinio.
Las especies vegetales que cubren el suelo son resistentes a las extremas condiciones de nuestra región. Podemos encontrar árboles autóctonos, como encinas y espinos, arbustos, como lavandas y juníperus y un tapizante que sustituye al césped en cuanto a su efecto visual de zona verde con muchas menos necesidades hídricas y nulo mantenimiento.
Junto a estas especies conviven otras, si bien no autóctonas, de probada resistencia, como cedros atlánticas en dos de sus variedades, glaucas verdes y piceas y alguna que otra licencia mucho más decorativa como las liquidambar que culminan la cota más alta de este parque para potenciar los efectos cromáticos del otoño.
Como contrapunto final se realizó una cascada de piedra y un estanque con varias salidas de agua que acentúan la naturalidad de este espacio, rodeado de juncos, gramíneas y plantas palustres. También existe una zona de columpios para los más pequeños así como bancos para el descanso.
Un adecuado y escaso mantenimiento y la maestría de los operarios municipales hacen de esta zona una de las más visitadas desde su creación.