Las Reservas Marinas son áreas creadas en el marco de la Ley 3/2001 de Pesca Marítima del Estado, para la protección, regeneración y desarrollo de los recursos de interés pesquero para el mantenimiento de pesquerías sostenibles que permitan a los pescadores artesanales de cada zona preservar su modo tradicional de vida.
En 2012 son diez las Reservas Marinas creadas por el departamento en el marco de la política pesquera del Estado. Cinco de titularidad y gestión exclusivamente estatal y cinco de gestión compartida con las comunidades autónomas, formando la Red de Reservas Marinas Pesqueras de España.
De gestión exclusiva son las Reservas de Masía Blanca, Islas Columbretes, Cabo de Gata- Níjar, Isla de ALborán e Isla de La Palma.
De gestión compartida son las Reservas de Isla de Tabarca, Levante de Mallorca- Cala- Ratjada, Cabo de Palos e Islas Hormigas, Isla Graciosa e Islotes del Norte de Lanzarote y Punta Restinga- Mar de las Calmas.
En sus 25 años de existencia, la Red de Reservas Marinas ha generado beneficios, mucho más allá del coste de su mantenimiento, no solo en cuanto a la regeneración de recursos pesqueros, sino en cuanto al incremento de los valores de biodiversidad y buen estado ambiental de estas áreas protegidas. Esto implica por un lado, la colaboración imprescindible del sector de la pesca artesanal, y en concreto el papel de las cofradías de pescadores, que han venido solicitando la creación de estas reservas y apoyando su mantenimiento.
Por otra parte, el buen estado ecológico de las reservas contribuye al cumplimiento por parte del estado español de sus obligaciones en cuanto a la protección de espacios marinos en los diferentes marcos: legislación nacional, comunitaria, y a nivel de convenios internacionales como el Convenio de Barcelona o el Convenio para la Diversidad Biológica. Un ejemplo de ello podría ser la designación, en espacios geográficos coincidentes, de diferentes figuras de protección, como las reservas pesqueras y los LIC dentro de Red Natura 2000.
Esto viene a significar que, a través de la gestión participativa de las reservas marinas, se consigue que al mismo tiempo que se protegen especies concretas, como la Posidonia oceanica, incluidas dentro de las directivas y listados internacionales, se proteja un ecosistema de interés pesquero, puesto que las praderas formadas por esta especie en el Mediterráneo sirven de hábitat y de zona de alevinaje de multitud de especies, entre ellas algunas de elevado interés comercial para la pesca artesanal.
Además, y dado el contexto actual de cambio global, las investigaciones realizadas en el entorno de las Reservas Marinas permiten tomar el pulso del estado ambiental del mar, al ser puntos de referencia de 'un buen estado ambiental' con el que comparar áreas aledañas o de parecidas características pero sin regulación de usos y protección. Asimismo resultan lugares propicios para la toma de datos y muestreos como los dispositivos de detección de señales acústicas de mamíferos marinos.
Por otro lado permiten documentar impactos del cambio global sobre el medio marino tales como mortandad de coral mediterráneo o gorgonias por aumento de temperatura, así como la extensión de algas exóticas invasoras como Caulerpa racimosa.
Por último, la Red de Reservas Marinas se establece como magnífico ejemplo de 'gobernanza' del medio marino, estableciendo pautas para la gestión sostenible del mismo.