“El cortoplacismo nos ha llevado a esta crisis”
“El cortoplacismo nos ha llevado a esta crisis”
23/10/2012 - Fundación Conama

Entrevistamos a Emilio Cerdá, catedrático de Análisis Económico de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Asociación Hispano-Portuguesa de Economía de los Recursos Naturales y Ambientales (Aerna).

Pregunta. ¿Qué conclusiones saca de la crisis financiera?
Respuesta. Si se mira desde el enfoque de la economía ambiental, se pueden realizar varios paralelismos interesantes. Por ejemplo: ¿Mirando a la crisis podemos decir que los mercados financieros nos van a sacar ellos solos de la crisis? No. Se ha visto que han tenido que intervenir los gobiernos o los bancos centrales, con medidas de política monetaria y poniendo mucho dinero para reflotar sectores afectados. Desde la economía ambiental podemos decir lo mismo: ¿Los problemas ambientales pueden resolverse dejando todo en manos de los mercados, muchos de los cuales están mal regulados? No. Los gobiernos deben intervenir. Y esto se hace con instrumentos de regulación, impuestos ambientales, subvenciones ambientales, mercados comercializables de permisos…

P. ¿Pero esta intervención no ha conseguido tampoco arreglar la situación?
R. Hay otro paralelismo con esto: ¿Cuál es el problema que nos encontramos con los mercados financieros? Los mercados de capitales son globales, pero las instituciones con potestad de imponer las políticas, es decir, con capacidad de regulación, supervisión e inspección, son los gobiernos nacionales. Ahí existe un desfase. Lo mismo ocurre si miramos desde la economía ambiental: Tenemos problemas ambientales que están más allá de la frontera de un país, problemas globales, como el cambio climático. Sin embargo, de nuevo las instituciones con potestad para actuar son los gobiernos nacionales. ¿Qué se puede hacer entonces? No hay más remedio que recurrir a acuerdos internacionales.

P. ¿Por qué hemos llegado hasta esta situación?
R. Cuando los agentes económicos se endeudan de forma tan excesiva quizá sea un reflejo de que solo se está mirando en el corto plazo. ¿No? En la crisis económica hay un problema de cortoplacismo, de tratar de sacar beneficios lo más rápido posible o de fijarse como un objetivo de actuación el corto plazo o el muy corto plazo. Ese, el cortoplacismo, es uno de los elementos que nos ha llevado a esta crisis. ¿Qué pasa con el largo plazo? Cuando pensamos a largo plazo es cuando aparece entonces el medio ambiente como una prioridad. Y, al revés. Cuando colocamos como prioridad el medio ambiente, no nos queda más remedio que poner objetivos a medio, largo o muy largo plazo. Desde este punto de vista, el medio ambiente es un elemento amortiguador del peligro del cortoplacismo.

P. ¿Qué desequilibrios económicos habría que corregir en España?
R. Con la crisis, en España se ha hablado mucho de la necesidad de corregir diferentes desequilibrios en la economía. Pero hay un desequilibrio del que no se dice casi nada: la enorme dependencia energética que tenemos. Mientras que en el conjunto de la Unión Europea la dependencia energética está en torno al 54% (es decir, de cada 100 unidades de energía que utilizamos 54 las compramos fuera de la UE), en España se llega a cerca del 80%. Curiosamente, quitando los tres estados más pequeños, Malta, Chipre y Luxemburgo, los países europeos con mayor dependencia son Irlanda, Italia y Portugal. Luego viene España, Bélgica y después Grecia. ¿Te suenan estos países?

P. ¿Qué supone esa dependencia energética?
R. Un déficit comercial tremendo. En comercio, en mercados de bienes, importamos más que exportamos, pero en ese saldo negativo lo que tiene más peso son los productos energéticos. En 2010 el saldo negativo en la balanza comercial por productos energéticos fue de 34.441 millones de euros, en 2011 de 31.148 millones de euros. ¿Cómo se puede corregir este saldo? Potenciando las fuentes propias de energía: las renovables. Y yo quisiera referirme a una en particular en la que tenemos un gran potencial que no estamos aprovechando, las biomasas: la biomasa sólida, el biogás o el aprovechamiento energético de los residuos sólidos urbanos. En España obtenemos por estas biomasas el 3,95% de energía primaria, mientras que Francia consigue el 4,65%, Polonia el 5,67%, Alemania el 5,97%, Austria el 14,24%, Dinamarca el 14,88%, Suecia el 18,77%, Finlandia el 21,03%. Sin embargo, somos el segundo país de la UE con mayor superficie forestal, tenemos importantes recursos agrícolas (de los que se pueden aprovechar los residuos) y ganaderos (de cuyos residuos se puede obtener biogás).

P. ¿Qué cree que habría que hacer en España?
R. Evidentemente, necesitamos un cambio de modelo económico. La burbuja inmobiliaria todos sabemos a donde nos ha llevado y no podemos caer en los mismo errores. Pero este país tiene que decidir hacia dónde quiere ir, pues todavía no lo sabemos. Ahora tenemos la crisis, de acuerdo, es algo especial, es muy fuerte, pero después de la crisis qué. ¿Qué sectores queremos potenciar? ¿Dónde vamos a crear puestos de trabajo? ¿Dónde queremos estar? Desde luego, a nivel internacional está claro que hay que desacoplar el crecimiento económico de las emisiones de gases de efecto invernadero, está claro que vamos hacia una economía baja en carbono, lo que supone un cambio muy profundo que va a afectar a toda la economía. Hay países como Alemania que ya están tomando decisiones en esa dirección, fijando objetivos claros a medio y largo plazo. También Dinamarca o Nueva Zelanda, por ejemplo. Italia, que está en una crisis como la nuestra, fue en 2010 y 2011 el cuarto país del mundo que más invirtió en nuevas energías renovables, solo por detrás de China, EEUU y Alemania.

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