No es la primera vez que las empresas españolas se quejan en Río+20 de la falta de ambición del documento final durante los encuentros con la delegación nacional. Al finalizar la recepción con Rajoy, en la Casa de España de la ciudad carioca, nos acercamos a una de esas voces críticas, Carmen Becerril, presidenta de Acciona Energía, para hacerle unas preguntas.

Pregunta. ¿Cómo veis lo que está ocurriendo en Río?

Respuesta. En los actos en los que hemos participado estos días del Global Compact o de World Business Council for Sustainable Development se ha puesto de manifiesto cómo dentro del sector privado hay ya un 20% de empresas en el mundo que verdaderamente tienen una política específica en materia de sostenibilidad. Cuando hablamos de sostenibilidad desde las empresas no estamos abordando ni mucho menos un concepto romántico. En Río hemos podido ver que existe una buena parte del tejido empresarial en el mundo consciente de que solo el respeto por lo social y lo ambiental te da una permanencia en el tiempo y que pueden dar unos retornos económicos, que en el fondo es lo que una compañía persigue. Menos positivo es el balance de lo que hasta ahora ha ocurrido en la cumbre oficial de Río+20.

P. ¿Creéis que no se ha hecho todo lo que se podía en las negociaciones?

R. Aunque por las referencias que tenemos la Unión Europea ha sido agresiva buscando resultados, finalmente parece que en la declaración que tiene el sugerente título de “El futuro que queremos” hay mucha filosofía, pero muy pocos elementos concretos, objetivos o compromisos. Pasados 20 años de la primera cumbre de Río, los avances por parte de la sociedad civil y por parte incluso de las empresas no se plasman en objetivos a nivel de gobiernos.

P. ¿No estáis de acuerdo entonces en que se haya conseguido el mejor acuerdo posible en estos momentos?

R. Probablemente, sería mucho peor que todo acabara sin acuerdo, lo que pasa es que el mejor acuerdo posible es poco ambicioso.

P. ¿Se puede luchar contra la crisis económica y promover la sostenibilidad?

R. Luchar contra la crisis y promover la sostenibilidad no son antagónicos. Ni muchísimo menos. La crisis tiene una traducción de restricción de posibilidades económicas. Ahora bien, conseguir que los desarrollos se hagan respetando el entorno y lo social no es solo una cuestión de costes y de dinero, sino también de un determinado enfoque. Hoy no podemos hacer muchos kilómetros de autopista, pero haremos pequeñas actuaciones necesarias que también tendrán que tomar en consideración esos elementos.

P. ¿Las nuevas tecnologías verdes pueden ser realmente una salida para las empresas españolas?

R. Muchas de las empresas que hemos venido aquí estamos precisamente ofreciendo mucha tecnología que hemos sido capaces de desarrollar en España y de la que deberíamos estar muy orgullosos. Hoy en día, más del 30% de la energía eléctrica que consumimos en nuestro país es de origen renovable. Esto nos permite aprovechar lo que nos da la naturaleza y nos permite también no tener que importar una serie de productos fósiles que en este momento vendrán muy mal a la balanza de pagos y a la balanza comercial del país.

P. ¿Brasil es un mercado interesante para vender este tipo de tecnologías verdes?

R. Brasil tiene el valor de albergar la cumbre de Río, que es lo que nos trae aquí, pero desde el punto de vista de las empresas españolas en los últimos 20 años Latinoamérica ha sido también uno de los entornos donde más hemos enfocado las inversiones en el exterior. Brasil y los países de la región son muy importantes para nosotros. Cualquier esfuerzo que se pueda hacer desde el ámbito diplomático o desde el ámbito público por posicionar a España como un referente dentro de Latinoamérica sería bienvenido.