Cada vez está más claro que una de las formas de avanzar en sostenibilidad es aumentando la fuerza de la sociedad civil. Un ejemplo de esto es la Red Nossa Sao Paulo, un movimiento surgido en 2007 en Brasil, que agrupa a más de 700 organizaciones sociales. ¿Su filosofía? Unirse para trabajar por una sociedad mejor. Uno de sus logros ha sido la aprobación de un sistema para obligar a los políticos que ganan unas elecciones  a presentar un Plan de Metas y a tener que evaluar su trabajo. “Buscamos mejorar la calidad de vida de la ciudad para que sea más justa y sostenible”, asegura Mauricio Broinizi, secretario ejecutivo de la Red Nossa Sao Paulo, que explica que hay movimientos ciudadanos parecidos en una treintena de ciudades de Brasil y en otra veintena de Latinoamérica.

“Buscamos mejorar la calidad de vida de la ciudad para que sea más justa y sostenible”, asegura Mauricio Broinizi, secretario ejecutivo de la Red Nossa Sao Paulo, que explica que hay movimientos ciudadanos parecidos en una treintena de ciudades de Brasil y en otra veintena de Latinoamérica. Mucha de la gente que estuvo en la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en junio (Río+20) se quedó con la misma sensación: los gobiernos van muy lentos en los cambios necesarios para conseguir un mundo más sostenible, pero fuera de la cumbre oficial se vio una  sociedad civil más activa que nunca, que empieza a organizarse. En parte, fue un reflejo de lo que está pasando en países como Brasil. “Buscamos sinergias entre las organizaciones para tener más fuerza política, para dialogar con las autoridades, para promover propuestas”, detalla Broinizi. “También trabajamos con indicadores técnicos en movilidad, salud, calidad del aire… para que la sociedad sepa en qué situación estamos en la ciudad, realizamos encuestas o hacemos propuestas técnicas", detalla.

Desde el fin de la dictadura en Brasil, han sido muchas las experiencias de participación social llevadas a cabo en este país. “Ha habido muchos movimientos, algunos tuvieron éxito y otros no. Ha habido avances como los presupuestos participativos o los consejos de administración con participación de la sociedad, pero la trayectoria no es continua, no siempre se consigue movilizar a la gente”, cuenta Broinizi. Entre los éxitos sí se puede incluir el que se haya conseguido cambiar la Constitución de Sao Paulo, para obligar a los políticos a convertir sus promesas electorales en un Plan de Metas que pueda ser evaluado. “Hay 30 ciudades que ya tienen esta Ley. Ahora todo lo que se dice en campaña queda registrado y los medios de comunicación y la sociedad tienen un sistema para exigir cuentas”.

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