La huella de carbono, una herramienta para la gestión eficiente

Este indicador permite a las empresas luchar contra el cambio climático, pero también ser más competitivas y hacer frente a la crisis


La crisis global en la que nos encontramos requiere repensar nuestros modelos de producción y consumo. La base de nuestra economía son los recursos naturales y la capacidad de absorción de los desechos que nos brinda nuestro planeta. Actualmente, la demanda de la humanidad excede en cerca de un 50% la capacidad regeneradora del planeta, por lo que estamos destruyendo el capital natural en lugar de utilizar tan sólo los intereses, que sería lo sostenible. Por lo tanto, la solución a la crisis actual tiene que encontrar el equilibrio entre lo económico y lo ambiental sin olvidar el aspecto social y de equidad.. Dentro de las variables de la crisis ambiental, el cambio climático es una de las más relevantes. Prueba de ello es que el componente que más contribuye a la huella ecológica de la humanidad son las emisiones de CO2, que han aumentado más de 10 veces desde 1961, fruto de las actividades humanas.

El Cambio Climático no solo va generar impactos en la naturaleza y en las sociedades sino que también puede suponer un riesgo para las empresas y negocios que no lo hayan incorporado a  sus estrategias de gestión; puede suponer una falta de recursos  para sus procesos, como el agua, o una modificación de las características de sus productos, como en el sector agroalimentario, o un riesgo regulatorio a medio plazo. Pero también puede suponer una oportunidad de innovación y mejora para aquellas empresas que inicien una gestión temprana del cambio climático.

Porque para actuar hay que conocer, el primer paso para hacer frente  al cambio climático es calcular la huella carbono que determine las emisiones de CO2 de la empresa como el punto de partida y permita realizar el posterior seguimiento de los planes de reducción y compensación. Las empresas que calculan su huella de carbono o la de sus productos lo hacen por diferentes motivaciones pero una de las más importantes es la posibilidad de mejorar la eficiencia en el uso de los recursos y los procesos, ya que minimizar la huella de carbono supone reducir el consumo de electricidad, combustibles, materiales, optimización de la logística, los viajes, etc. La huella de carbono, es por tanto, una herramienta no solo para hacer frente al cambio climático sino también a la crisis económica, puesto que minimizar las emisiones de CO2 pasa por un menor consumo de energía y materiales y por tanto una reducción de costes a medio plazo. Otras motivaciones de las empresas para gestionar la huella de carbono pueden ser: comunicar su compromiso con el clima a un creciente número de consumidores e inversores preocupados por el calentamiento global, establecer un elemento diferencial y una ventaja frente a sus competidores, participar programas voluntarios de reporte de emisiones o anticiparse a futuras regulaciones.

En España cada vez hay mayor número de empresas que calculan su huella de carbono. Las bodegas, por ejemplo, han empezado a hacerlo, por un lado, porque  hay importantes cadenas de supermercados en el extranjeros que lo  consideran un requisito para comprar sus vinos y, por otro, porque el cambio climático ya está afectando a la calidad del vino, por lo que necesitan mitigarlo reduciendo su huella de carbono. Otras compañías, como los bancos y eléctricas que cotizan en bolsa, calculan su huella de carbono para establecer planes de reducción y para responder a la demanda de información de inversores preocupados por el cambio climático a través de cuestionarios como “Carbon Disclosore Project”. Por último, muchas empresas lo hacen porque ven una oportunidad para establecer procesos de mejora y eficiencia. Es el caso, por ejemplo, de DKV seguros. Desde que empezaron a calcular su huella de carbono hace más de cuatro años han conseguido reducir sus emisiones de CO2 en más de un  50 % gracias al impulso de medidas como la sustitución del puente aéreo  Madrid Barcelona por el tren, el uso de coches híbridos, el fomento del transporte público, la elección de la comercializadora de electricidad con bajas emisiones de CO2,  la sustitución de viajes por reuniones a través de videoconferencia o la mejora de la eficiencia energética en iluminación, climatización y ofimática. Medidas que, en su mayoría, también han supuesto una reducción de costes. Además, calcular la huella de carbono tanto de la empresa como de sus pólizas les ha permitido compensar con rigor las emisiones que no han logrado reducir siendo la primera aseguradora europea en conseguir el sello CeroCO2 que la acredita como neutra en carbono.

Las empresas que han empezado a gestionar su huella de carbono se encuentran en el obligado cambio de modelo de producción y consumo que nos conduzca a una economía real, verde, inclusiva y responsable que logre resolver de forma conjunta  la actual crisis económica y ambiental.

Cecilia Foronda Díez es directora de Cambio Climático y Energía de ECODES y una de las ponentes de la ST-16 sobre huella de carbono
 

 Las nuevas compañías 
 muestran su huella de carbono
               Nuevo grupo de trabajo sobre 
 huella de carbono agroalimentaria
 En la sala dinámica de Gas Natural Fenosa, ‘Métrica del impacto ambiental: huella ambiental y huella de carbono’ (SD-12), distintas empresas y administraciones mostraron su huella de carbono, entre ellas,la propia Gas Natural Fenosa, Ferrovial o el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. En este último caso, el representante del MAGRAMA incidió en que “la mayor efectividad está en actuar sobre las compras públicas”.
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   Dentro del Conama 2012, se ha conformado un grupo de trabajo que desarrollará su labor hasta el Conama 2014 dedicado a la Huella de Carbono del sector Agroalimentario. Este grupo une a agentes de toda la cadena de producción, transporte, distribución y comercialización, para afrontar de manera conjunta los retos del sector en España y Europa. Entre otros temas abordará las distintas metodologías de cálculo existentes para todo el ciclo agroalimentario, las certificaciones de la huella de carbono y los retos que se presentan dentro de la Política Agraria Común (PAC).
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