“Hay que revisar la función de la educación ambiental”

Entrevista a Fermí Vallbé jefe de educación e intervención ambiental del Ayuntamiento de Barcelona

Reinventémonos es el lema de Conama 2012. ¿Cuáles son las claves para reinventar la educación ambiental teniendo en cuenta toda la experiencia adquirida en estos años y los retos globales que afrontamos?

En unos momentos como los actuales  en los que la crisis  económica nos impacta de forma muy seria y padeciendo  sus efectos más allá de la economía, tenemos la obligación de actualizar la función  de la educación ambiental.

El camino avanzado en este  ámbito, nos pone las bases en cómo actuar y sobre todo en volver a repensar. Se han desarrollado muchos programas y actividades basados en el conocimiento de la naturaleza y más recientemente en la llamada lucha contra el cambio climático. Todos ellos interesantes, pero que ahora no dan respuesta a las necesidades que tenemos los ciudadanos. La educación ambiental debe ser útil y nos debe ayudar a mejorar nuestras condiciones de vida.

Tenemos que pensar en una forma de vida más sostenible, en un futuro en que el consumo no sea la base del crecimiento de forma exclusiva, el dispendio de recursos naturales y energéticos sea sustituido por un uso racional de los mismos. En definitiva que busquemos un crecimiento que tenga en cuenta a todas las personas y a todas las dimensiones de las mismas. O sea una manera de vivir y organizarse que no genere desequilibrios sociales ni destrozos naturales.
Para ello tenemos que ponernos como meta una organización que nos conduzca a  la sostenibilidad de nuestras vidas en el planeta.

Esta meta nos la debemos poner tanto a nivel personal, como colectiva. Para conseguirla debemos saber  que  no se puede conseguir de forma individual y  en solitario. Ha de ser de forma  colectiva, teniendo en cuenta que sin la implicación individual es imposible conseguirla.

Estos principios deben estar incorporados en el núcleo de los programas de la educación ambiental e implementados en nuestros hábitats, tanto en los núcleos urbanos como en los rurales.

Las ciudades se convierten, por su mayor población, en los núcleos de referencia. Conseguir unas ciudades más sostenibles implica un cambio en los comportamientos ciudadanos. Explorar unas nuevas formas de relación con las administraciones y entre los ciudadanos en los que se supere la situación actual de entender a la administración como prestadora de servicios y volvamos a recuperar el papel de los ciudadanos como el punto principal de la gestión de las ciudades.

Hasta el momento, la educación ambiental ha venido promovida por la administración pública. En estos momentos de cambios en el funcionamiento de la sociedad, ¿qué peligros y oportunidades ves para trabajar la educación ambiental del ciudadano? ¿Sigue siendo importante?

La educación ambiental ha venido promovida por las administraciones públicas de una forma parcial. No se ha asumido de forma clara el potencial transformador que tiene.

En la medida que se asuma el objetivo de caminar hacia unas ciudades más sostenibles veremos que la educación ambiental se convierte en imprescindible.

Con frecuencia las administraciones eliminan servicios y reducen recursos con un criterio economicista, es decir de simple ahorro económico. Se olvidan que la inversión en educación y de forma más concreta en la educación ambiental nos puede llevar a una gestión más económica y con menos gasto.

¿Qué papel están jugando o pueden jugar las redes sociales al servicio de la educación ambiental?

La gran eclosión de la tecnologías de la información y la comunicación ha invadido nuestras vidas transformando en gran manera nuestra formas de relacionarnos y por tanto de nuestros comportamientos.

La superación de las distancias (espacio)  y del tiempo, la visualización publica de la información y del conocimiento nos permiten actuar de forma distinta.

Los peligros de la inmediatez, la cantidad de información y la superación de las distancias nos
generan formas de actuar menos reflexivas y a veces improvisadas, pero a su vez nos permiten ser más protagonistas tanto en nuestras formas de conocimiento con en nuestras maneras de actuar.

Empiezan a ser considerables el impacto  que tienen los ciudadanos a través de las redes sociales, generando opiniones, creando nuevas relaciones y a su vez utilizándolas como plataformas de acción cívica.

La educación ambiental perderá eficacia si no las incorpora como herramienta habitual de trabajo.