Biomasa: bioenergía para el empleo. Coordinado por: Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales (GT-10)
Lunes, 26 de Noviembre de 2012 de 11:30 a 14:30 en la Sala Caracas-Bogotá-N105

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Resumen

La biomasa es fuente de empleo y energía limpia

Esta es la principal conclusión del documento presentado por el Grupo de Trabajo nº 10 del Congreso Nacional de Medio Ambiente (CONAMA) “Biomasa: Bioenergía para el empleo”, coordinado por el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales. En este grupo de trabajo también han participado AVEBIOM, Apropellets, la Universidad Politécnica de Madrid y distintas empresas como ENCE, Tribiom Factor Verde, OHL, Ingeniería y Ecogestión, y proyectos como Integeam en Cantabria, central de Corduente de Guadalajara o la planta de biomasa de S’Aranjassa en Mallorca.

La biomasa genera puestos de trabajo limpios y estables.

Un dato, que habla por si sólo, del interés social y económico que posee la bioenergía, es que genera 135 nuevos empleos sostenibles por cada 10.000 habitantes, frente a los 9 empleos que genera el uso de combustibles fósiles (según FAO y la Asociación Austriaca de Bioenergía).
De todas las energías renovables, la biomasa es, con diferencia, la que mayor potencial de creación de empleo tiene. El tratamiento y mantenimiento de la biomasa para obtener energía renovable genera 60 veces más empleos que el sector del gas, 30 veces más que el del carbón y 10 veces más que el nuclear y además de forma competitiva por el menor coste de la biomasa sobre los combustibles fósiles.
Una de las prioridades del sector en la actualidad es la generación de empleo. Para ello, es imprescindible activar el consumo. La Administración debería trabajar en este aspecto con una mayor neutralidad y rigor, puesto que puede generar empleo añadido con inmediatez e intensidad.

La biomasa reduce el déficit energético.

La dependencia energética de España en 2011, según el informe “Balance
Energético 2011” (ministerio de Turismo y Energía), fue del 75,6%, lo cual desnivela de forma dramática nuestro balance comercial como país.
Resulta curioso observar que los países europeos, según Eurostat, más dependientes energéticamente sean Irlanda (88 %), Italia (82,9 %), Portugal (80,9 %), España (79,4 %), Bélgica (74,2 %) y Grecia (67,8 %), únicamente superados por Malta (100 %), Luxemburgo (97,6 %) y Chipre (97,3 %), ¿casualidad que sean los que tienen mayores problemas de financiación de su deuda?.
Por otro lado, en 2010 por primera vez, la inversión en energías renovables en los países en vías de desarrollo supera a la de los países desarrollados (países como China, Brasil, la India o el sudeste Asiático están apostando fuertemente por las renovables).
Es necesario y posible crear un mercado de la biomasa que valorice el recurso. Pero deben crearse los necesarios instrumentos de apoyo político y económico. La biomasa no sólo contribuye al mejor cumplimiento de los compromisos de España en los objetivos 20]20]20 (reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 20 %, ahorrar el 20 % del consumo mediante una mayor eficiencia energética y promover el uso de las renovables hasta el 20 %), sino que ayuda a disminuir el déficit energético (que por otro lado no deja de subir) con un producto nacional, que genera empleo y recursos aquí.

La biomasa devuelve con creces la inversión prestada.


Un ejemplo: del estudio “Balance Económico de la actualización de las retribuciones a la producción eléctrica a partir de las biomasas” que la entidad consultora Analistas Financieros Internacionales ]AFI] realizó para
APPA Biomasa (octubre 2011) se extraen los siguientes datos, que demuestran que las plantas de biomasa eléctrica en funcionamiento a fecha julio de 2011 en España, a pesar de ser una cantidad de MW muy alejada de la que marcaba el objetivo a 2010, suponen unos beneficios económicos que superan en casi cuarenta y seis millones de euros las primas que se desembolsan vinculadas a su producción eléctrica. Es decir, la biomasa devuelve con creces la inversión prestada.

La biomasa en general y la forestal en particular ha sido infrautilizada en España, debido principalmente al difícil acceso al recurso en el monte y a la gran apuesta que se hizo a favor de otras tecnologías que valorizaban biomasas residuales, con un alto impacto sobre el medio ambiente y necesitadas de soluciones para la gestión de los residuo (fangos de depuradora, alperujo, purines, etc).

Sin embargo, la producción de biomasa sólida en la Unión Europea ha crecido el 52,6 %, entre 2003 y 2010 y la de biogás el 179,8 % (Fuente: Eurobserver).


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