Actualmente, se está revisando por parte de la Unión Europea la Directiva 2008/50/CE relativa a la calidad del aire ambiente y a una atmósfera más limpia en Europa publicada el 11 de junio de 2008. Esta directiva, que aglutina varias de carácter sectorial, surge a partir del sexto programa de acción comunitaria, que establece la necesidad de reducir los niveles de contaminación que limiten al mínimo los efectos perjudiciales para la salud humana y al medio ambiente en su conjunto, aporta entre otras novedades importantes, la inclusión de las partículas PM2.5 Esta directiva, junto con la Directiva 2004/107/CE relativa al arsénico, el cadmio, el mercurio, el níquel y los hidrocarburos aromáticos policíclicos en el aire ambiente, sirven de marco regulador para la elaboración de los planes y programas nacionales, autonómicos y locales para la mejora de la calidad del aire en nuestro país. Estas normas fijan una serie de objetivos de calidad del aire para cada uno de los contaminantes regulados, de manera que si se superan las administraciones competentes tienen que adoptar planes de actuación para reducir los niveles de dichos contaminantes y cumplir así con sus objetivos. ¿Qué problemas se han encontrado en la aplicación de la directiva? ¿Cuáles han sido las medidas más efectivas? ¿Qué se debe cambiar? ¿Qué debería de tenerse en cuenta en esta revisión de la Directiva? Estas son las cuestiones que se planteó el grupo de trabajo que tuvo como objeto principal hacer un análisis, desde la perspectiva española, de la Directiva 2008/50/CE y presentar una batería de propuestas y conclusiones para su mejora y adaptación al contexto actual según la experiencia acumulada durante estos años.