Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), el sector ganadero contribuye de manera destacada a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI).La mayor parte de los gases emitidos proceden del estiércol, que representan el 65 por ciento del óxido nitroso y el 37 por cierto de todo el metano producidos por actividades humanas.

En España, según datos del Inventario de Emisiones de Efecto Invernadero de España (2011) de la Secretaría de Estado de Cambio Climático, la contribución de emisiones de CO2 de la agricultura es el 10,5% del total .Aunque la mayor contribución la tiene la fermentación entérica del ganado (32,3%) las posibilidades reales de actuar sobre la dieta de los animales para reducir la fermentación intestinal son muy escasas. No obstante, sí es posible actuar sobre la gestión de los estiércoles y purines mediante el tratamiento de los mismos, produciendo biogás, de manera que se reduzcan considerablemente las emisiones de metano.

Por las características del purín y su degradación desde el momento de la generación es difícil cuantificar de una manera precisa su potencialidad de emisiones de GEI. No obstante, utilizando metodologías IPCC se han realizado diversos cálculos que permiten evaluar el rango de estas emisiones y el valor alcanzado confirma su elevado impacto.

Dada la elevada cabaña porcina española las emisiones totales del sector ascenderían a 9,57 millones de toneladas de CO2 equivalentes cada año.
La correcta gestión de esos purines , mediante un correcto tratamiento que evite sus emisiones, especialmente para los que se acumulan de manera excedentaria en zonas de alta producción porcina y que ascienden a más de 7 millones de toneladas anuales, no solo resolverá los problemas ambientales y sociales derivados de esa gran concentración de purines en ciertas comarcas del país, sino que supondrá una de las mayores aportaciones para la reducción de emisiones de GEI de los sectores difusos, en España.