Las transformaciones urbanas producidas en la ciudad de Valencia desde la aprobación del planeamiento vigente en 1988 hasta la actualidad, como todos los cambios producidos en la evolución de las ciudades, son un reflejo fiel de la sociedad que las vive y desarrolla, y en este último periodo, marcado por la evolución de la conciencia ambiental y de calidad urbana, también una reflejo del cambio demandado por la ciudadanía y cómo ha sido entendido por los gobernantes.
Los cambios se abarcan desde las tres grandes esferas de la ciudad de los albores del siglo XXI en España, y que son prácticamente comunes y generalizables a cualquier urbe española, desde las de dimensiones más modestas hasta las más potentes, con diferencias sustanciales solo en la escala de las esferas, siendo todas ellas plenamente incidentes en Valencia: por una parte, la expansión urbana en forma de una ocupación del territorio incrementada de forma muy superior al incremento de la población –que no es generalizadamente muy distinta en volumen en las ciudades centrales de las áreas metropolitanas españolas en la actualidad a la de hace último cuarto de siglo-, en un proceso urbanizador que bien pudiera ser catalogado como un segundo desarrollismo español, y que ha conducido, en parte, a la crisis económica que estalló en 2008; en segundo lugar el incremento en volumen y calidad de las infraestructuras del transporte, forzado por el crecimiento urbano y por la acuciante necesidad de muchas de las ciudades españolas, y en concreto de la ciudad de Valencia, que arrastraban un retraso histórico, que contrasta con la gran vanguardia actual de España en esta faceta, y la escasa demanda para algunas de las infraestructuras desarrolladas para este periodo; y por último, la búsqueda de la personalización de ciudades despersonalizadas –y con una despersonalización mayor en ciernes en un segundo proceso desarrollista-, mediante arquitecturas icónicas o híticas; proceso surgido en Bilbao con la construcción del museo Guggenheim y continuado en la práctica totalidad de las ciudades españolas –con un éxito relativo-, pero que tiene su máximo exponente en la ciudad de Valencia y en tres grandes fases de búsqueda de arquitecturas icónicas, y que son los ítems a los que prestaremos más profusa atención.