En el sistema sanitario se han producido en los últimos años notables avances en la gestión de los residuos que genera, especialmente desde 2007 tras la reunión auspiciada ese año en Ginebra por la OMS. La esperanza de vida ha aumentado en nuestro medio pero los avances para ello conllevan un incremento del riesgo de perturbación negativa para el medio ambiente, por la mayor generación, entre otras causas, de los diferentes residuos sanitarios. El dato que maneja la OMS de producción de residuos sanitarios peligrosos (residuos infecciosos, anatómicos, químicos, farmacéuticos, genotóxicos y radiactivos) se sitúa en 6 kg por persona y año en países desarrollados (países en desarrollo y subdesarrollados: entre 0,5 y 3 kg.).
Junto a la legislación y normativas de residuos sanitarios, generales y específicas, una de las herramientas disponibles para intentar reducir el potencial impacto del sector sanitario sobre el medio ambiente son los sistemas de gestión medioambiental (SGMA). España (datos de 2010) es el tercer país a nivel mundial (tras China y Japón) en certificaciones ISO 14.001 (ISO: International Organization for Standardization): 18.347 certificados (7,3%) sobre un total global de 250.972.
Pero, ¿cuál es la situación actual del desarrollo de los SGMA en nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS), especialmente en sus instituciones más destacadas, los hospitales? ¿Están bien o, escasamente, implantados? No podemos encontrar una base de datos oficial, pública o privada, por lo que el objetivo principal de este trabajo se centra en realizarla, mostrando el proceso de desarrollo con la estrategia de búsqueda de información y documentación de referencia y, la imagen 'final', actualizada, del mapa de hospitales certificados por comunidades autónomas.
Todo ello, para profundizar en la aplicación de los SGMA en el sector sanitario disponiendo de información precisa de los esfuerzos y mejores prácticas en la gestión medioambiental de residuos sanitarios, con la propuesta futura de organizar incluso, un observatorio de buenas prácticas ambientales en el sector, como ya han empezado a gestar algunos centros, desde donde se incentive la acción, responsabilidad, formación e investigación en gestión medioambiental de residuos sanitarios, como parte de un planteamiento que ayude a reducir el impacto negativo de la actividad sanitaria sobre el medio ambiente.