Frente a los modelos urbanos residenciales formulados desde hace décadas por el planeamiento urbanístico, basados en la predominancia de la extensión urbana de media-baja densidad frente a la compactación y densificación urbana, y la obra nueva frente a la rehabilitación, el Plan territorial de vivienda de Cataluña formula un modelo propositivo con el objetivo de incrementar la integración de pautas de sostenibilidad en la planificación de la vivienda y la planificación urbana, como respuestas a las necesidades de vivienda, y específicamente sobre las necesidades sociales, basado en las siguientes prioridades formuladas en orden jerárquico:
- la puesta en uso del estoc de vivienda construida y desocupada, sea en edificaciones tradicionales o en edificación reciente, incluida la erradicación de las situaciones de infravivienda.
- la rehabilitación de las edificaciones residenciales y las viviendas, asociada a su máximo uso, y para mejorar la eficiencia energética y calidad de vida de los usuarios, resolviendo así mismo las situaciones de sobreocupación.
- el máximo aprovechamiento del suelo ya urbanizado y potencialmente utilizable para la construcción de nueva vivienda, sea por sustitución o ampliación de las edificaciones existentes o por su cambio de uso, proceso que debe ir acompañado de las correspondientes dotaciones comunitarias que garanticen la calidad del hábitat urbano.
- reducir al mínimo necesario el desarrollo urbanístico de nuevos suelos, y exclusivamente los que estén previstos en el planeamiento urbanístico general municipal o supramunicipal, siempre y cuando las acciones anteriores no sean suficientes para satisfacer las necesidades de la población.
Se trata, por lo tanto, de un modelo de desarrollo de las ciudades basado en la preeminencia del uso y eficiencia de lo ya construido y urbanizado frente a la tradicional respuesta a las demandas de vivienda en forma consumo de suelo para la urbanización. Un modelo fundamental para las ciudades de tamaño medias y grandes (más de 5.000 habitantes) que articulan el sistema urbano y metropolitano de Cataluña, pero también para las poblaciones de menor tamaño, incluidos los núcleos rurales, que son fundamentales para el mantenimiento y buen uso del conjunto del territorio.