El aceite de oliva está padeciendo las consecuencias de una gestión mediante la cual la rentabilidad del sector está en entredicho. Bien por cuestiones de marketing, bien por temas de calidad, producción e insostenibilidad. Una solución que puede contrarrestar esta situación pasa precisamente por internalizar los aspectos medioambientales en la gestión del olivar. La solución que se propone consiste en integrar una instalación de gasificación de biomasa (restos de poda de olivar) de pequeña potencia (< 300 kWe) en una almazara. Con ello, por un lado se valoriza energéticamente una fuente de biomasa como es la procedente de la poda del olivar (solamente en Jaén se generan más de 1 millón de toneladas anuales) la cual, o se quema a cielo abierto o se fragmenta y se deposita en el suelo como aporte orgánico; y por otro, se dispone de una fuente de calor, procedente del sistema de cogeneración el cual emplea el gas generado en la gasificación, para el secado del subproducto generado con la producción de aceite de oliva virgen extra en la almazara (orujo graso y húmedo, del cual se generan más de 2 millones anuales de toneladas solo en la provincia de Jaén). Las ventajas de esta integración son de tipo económico, en tanto se valoriza una fuente de biomasa residual y se genera valor añadido para el orujo; ambiental puesto que se evita la emisión a la atmósfera de ingentes cantidades de CO2 derivadas tanto de la quema incontralada como del traslado por carretera de importantes volúmenes de orujo con humedades cercanas al 70%; y, finalmente, energéticas puesto que la eficiencia global del proceso supera el 60%. Además, contribuye a mejorar la imagen del sector oleícola y de su principal producto, el aceite de oliva contribuyendo también a la optimización económica del proceso lo que redundará en el precio final del aceite.